«Escribe con el corazón y edita con la cabeza» es una frase que he acuñado desde hace muchos años, inspirada en el escritor estadounidense Stephen King. A lo largo de mi trayectoria en el mundo de la escritura, he recorrido un camino incansable en busca de mi propia voz dentro de la industria editorial. He leído innumerables libros, asistido a cursos y talleres, y sobre todo, he escrito sin descanso. Cada libro que he terminado me ha dejado un gran aprendizaje, cada historia ha sido una lección en sí misma.

Cuando escribimos con el corazón, nos permitimos fluir con la historia, sin restricciones ni censuras. Dejamos que la inspiración nos guíe y plasmamos en el papel aquello que nuestra imaginación nos dicta. Es un proceso apasionante, casi mágico, donde las ideas surgen como una tormenta creativa.

Pero una vez que la inspiración ha hecho su trabajo, es cuando comienza el verdadero desafío: la edición. Aquí es donde entra en juego la razón y la lógica, donde le damos forma y coherencia a lo que en un principio fue solo una explosión de creatividad. La edición es la calma después de la tormenta, el momento en que revisamos, pulimos y estructuramos nuestra historia para que cobre vida con mayor claridad y precisión.

Escribir con el corazón es dejarnos atrapar por una idea y llevarla hasta su máxima expresión. Editar es darle estructura, sentido y solidez a esa idea.

Así que la próxima vez que tengas una historia en mente, no te detengas. Déjate llevar, escribe sin miedo, sin censura, sin preocuparte por la perfección. Ya habrá tiempo para pulir cada palabra en la fase de edición. Porque escribir es sentir, pero editar es transformar.

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