Durante los talleres que imparto a jóvenes escritores, una pregunta surge con frecuencia: ¿El hecho de haber publicado un libro me convierte en escritor? La inquietud es comprensible, ya que la identidad de «escritor» no siempre se siente como una etiqueta que se adquiere automáticamente con la publicación de una obra. Pero ¿cuándo podemos afirmar con certeza que somos escritores?

La publicación como criterio

Muchos creen que el momento de la publicación es el umbral definitivo para considerarse escritores. Sin embargo, este criterio es problemático. Publicar un libro, ya sea por una editorial o de forma independiente, es un logro importante, pero no garantiza la constancia ni el compromiso con la escritura. Existen personas que han publicado un libro y nunca más han vuelto a escribir, mientras que otras han pasado toda su vida escribiendo sin haber publicado nunca.

La escritura como práctica

Si la publicación no es el factor determinante, entonces ¿qué lo es? La verdadera esencia de ser escritor radica en la práctica constante. Un escritor es aquel que escribe con disciplina, que desarrolla su voz, que explora el lenguaje y que, independientemente de la validación externa, sigue construyendo mundos con sus palabras.

La intención y la pasión

La intención también juega un papel crucial. Si alguien escribe solo ocasionalmente sin mayor compromiso, es posible que no se identifique como escritor. Pero quien se esfuerza por mejorar, quien siente la necesidad de contar historias, de investigar, de pulir su estilo y de vivir en constante diálogo con las palabras, está ejerciendo la labor de un escritor. 

La aceptación propia

Quizá el aspecto más importante es la aceptación propia. No se necesita una certificación oficial ni el reconocimiento de terceros para asumirse como escritor. Es una cuestión de convicción interna y de compromiso con el oficio.

Ser escritor no depende exclusivamente de la publicación, sino de la práctica constante, la intención de contar historias y la aceptación personal de esta identidad. Si escribes con pasión y compromiso, ya eres un escritor, independientemente de cuántos libros hayas publicado. La clave está en escribir, mejorar y seguir adelante, porque el verdadero escritor es aquel que nunca deja de escribir.