Cuentos y Leyendas: Un Viaje a las Raíces a Través del Cómic

Hace muchos años, en mi país de origen, decidí embarcarme en un proyecto que muchos consideraban un fracaso inminente: crear un cómic inspirado en las leyendas nicaragüenses. Con frecuencia me decían que la gente no tenía el gusto por la lectura, que el cómic no encontraría un público. Sin embargo, hice caso omiso a esos consejos y acepté el reto de contar nuestras historias.

En aquel entonces, no tenía la menor idea de cómo escribir un guión, mucho menos uno para cómic. Pero la falta de experiencia no fue un obstáculo que me impidiera explorar lo desconocido. Así fue como nació mi primera historia, “La Carreta Nahuatl”. La inspiración brotaba de las leyendas que había oído de niño, historias que habían formado parte de mi cultura y tradiciones.

Un amigo me sugirió que visitara un periódico local y propusiera una alianza para distribuir mis cómics. Decidí seguir su consejo y, de esta manera, cada dos semanas publicábamos un nuevo cómic. Recuerdo un momento en particular: me atrasé en la entrega de uno de los números, y para mi sorpresa, los dueños del periódico me comentaron que la gente se había molestado por no recibirlo a tiempo. Ese comentario reveló el interés y la conexión que había creado con el público.

A lo largo del tiempo, publicamos un total de trece cómics, con títulos como “El Padre Sin Cabeza”, “El Duende”, “La Cuegua” y “El Barco Negro”. Cada uno de ellos fue leído y celebrado, mostrando que el interés por la lectura no estaba muerto, sino que simplemente necesitaba el enfoque correcto.

Esta experiencia me llevó a reflexionar: no es que a la gente no le guste leer, sino que como escritores debemos saber a quién nos dirigimos. Al igual que en la música, no todos disfrutan del mismo género, y a veces, la clave está en encontrar el público adecuado.

Por eso, animo a los jóvenes escritores a buscar en las leyendas de sus países. Esas raíces son las que pueden proporcionar la base mágica que les ayudará a formar su propia voz y su identidad. Las leyendas no solo son historias; son reflejos de nuestra cultura, y al contarlas, no solo mantenemos vivas nuestras tradiciones, sino que también conectamos con las nuevas generaciones.

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