Como describir los pensamientos de tus personajes.

Describir los pensamientos de un personaje en una novela es una herramienta narrativa fundamental para sumergir al lector en la mente del protagonista. Sin embargo, es importante diferenciarlos del diálogo hablado y hacer que se integren de manera natural en la narración. A continuación, se presentan algunas estrategias efectivas para lograrlo.

  1. Uso de la Cursiva

La cursiva es un método ampliamente utilizado para representar los pensamientos directos de un personaje sin necesidad de comillas ni etiquetas de diálogo. Este enfoque ayuda a diferenciar claramente los pensamientos de la narración o el discurso hablado.

Ejemplo:

María miró el reloj. “Voy a llegar tarde otra vez”, pensó.

O bien:

María miró el reloj. Voy a llegar tarde otra vez.

  1. Narración en Estilo Indirecto Libre

Este estilo permite integrar los pensamientos del personaje dentro de la narración de manera fluida, sin necesidad de marcarlos explícitamente con cursivas o comillas. Es una forma sutil de mostrar la interioridad del personaje sin interrumpir el ritmo del relato.

Ejemplo:

María miró el reloj. Siempre llegaba tarde, y hoy no sería la excepción. ¿Por qué no podía organizarse mejor?

  1. Uso del Monólogo Interior

El monólogo interior es una técnica más extensa que permite a los lectores acceder a la corriente de pensamiento del personaje de manera profunda y reflexiva. En este caso, los pensamientos pueden mezclarse con emociones, recuerdos o dudas.

Ejemplo:

María miró el reloj. Otra vez tarde. Claro, como siempre. ¿Por qué no me desperté más temprano? Ah, sí, porque me quedé viendo esa serie. Bueno, ya está, no puedo hacer nada ahora… Suspiró y aceleró el paso.

  1. Integración de Pensamientos en la Narración

En lugar de destacar los pensamientos con cursivas o comillas, se pueden entrelazar dentro de la narración para que fluyan naturalmente con la acción.

Ejemplo:

María miró el reloj y sintió una punzada de frustración. No importaba cuánto lo intentara, siempre terminaba llegando tarde. Se apresuró, con la esperanza de recuperar el tiempo perdido.

  1. Diferenciar Pensamientos de Diálogos

Es crucial evitar confusiones entre los pensamientos y el diálogo hablado. Para ello, se recomienda no usar comillas para los pensamientos, ya que estas están reservadas para el habla de los personajes.

Ejemplo incorrecto:

María miró el reloj. «Voy a llegar tarde otra vez», pensó.

Ejemplo correcto:

María miró el reloj. Voy a llegar tarde otra vez.

O bien:

María miró el reloj. Claro, iba a llegar tarde otra vez.

Describir los pensamientos de un personaje en una novela es esencial para la profundidad psicológica y la conexión con el lector. Dependiendo del tono y estilo de la narración, puedes optar por cursivas, monólogo interior, estilo indirecto libre o integración natural en la narración. Experimenta con estas técnicas y elige la que mejor se adapte a tu historia.

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