El Origen de las Historias: ¿Por qué creamos, contamos y necesitamos escuchar historias?
Úrsula Pedregosa Losada
Queridos lectores:
Me parece oportuno inaugurar el blog del “Baúl de las historias” con un artículo que nos invite a reflexionar sobre la esencia misma del relato y las historias. ¿Por qué el ser humano siente el impulso de crear historias? ¿Por qué las narra, las transmite de generación en generación? Y una pregunta aún más intrigante: ¿por qué necesitamos escucharlas?
Desde el origen de los tiempos, el ser humano, dotado de esa capacidad única para el raciocinio que lo distingue de otras especies, ha buscado respuestas a las preguntas más fundamentales: ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿De dónde vengo? ¿Para qué existo? Estas cuestiones, profundamente filosóficas, han acompañado a la humanidad desde sus inicios, impulsando una búsqueda constante de conocimiento y verdad.
Es en esa búsqueda, en ese anhelo de sentido, que surgen las historias. La creación de relatos no es más que la respuesta natural de una mente inquieta que observa el mundo a su alrededor y busca explicarlo. Pero no basta con observar; el ser humano siente la necesidad de expresar esas conclusiones, de compartirlas con los demás. Y así, de las creencias, mitos y reflexiones, nacen las historias.
En un principio, los relatos fueron compartidos a través del lenguaje oral, una de las formas más primitivas y poderosas de comunicación. Así nacieron las leyendas, relatos que cobraron vida a través de los narradores, quienes desempeñaban un papel crucial en cada cultura. Estos contadores de historias viajaban de pueblo en pueblo, transmitiendo conocimientos, tradiciones y experiencias a quienes los escuchaban con atención. Un ejemplo de ello son los Bardos, (Druidas que iban contando historias) hablamos de los pueblos celtas, pero en las demás civilizaciones y pueblos existía una persona o varias que se dedicaban a trasmitirlas.
Con cada narración, las historias evolucionaban, cambiaban; cada vez que un narrador tomaba la palabra, la historia podía enriquecerse con nuevos episodios, o incluso perder partes de su versión anterior. Era un proceso dinámico, moldeado por la imaginación y la experiencia, lo que hacía que el relato estuviera siempre en movimiento, siempre en transformación.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la escritura llegó para darle otro carácter a la narración. Lo que antes se contaba de boca en boca comenzó a plasmarse en papiros, pieles, piedras… La invención de los sistemas de escritura permitió que los relatos perduraran de forma más duradera.
Las historias y relatos contados en multitud de ocasiones, no transmitían y transmiten únicamente lo acontecido alrededor o de otros pueblos, épocas, batallas sino que también se relataban y relatan experiencias propias del narrador, del escriba, del escritor.
Este acto de contar no solo lo que observamos a nuestro alrededor, sino también lo que sentimos y experimentamos en carne propia, revela un cierto impulso egocéntrico pero profundamente humano. A través de la escritura, no solo compartimos historias con los demás; también tratamos de entendernos a nosotros mismos y de inmortalizar nuestras vivencias.
También hay que nombrar aquellas historias que surgen de la fantasía, de los sueños y la imaginación humana.
A lo largo de la historia, los seres humanos no solo han narrado para comprender el mundo tal como es, sino también para crear mundos nuevos, ideales, y moldearlos a su manera. Los relatos de fantasía no solo surgen de la creatividad, sino de una profunda necesidad de escapar o transformar la realidad, de diseñar entornos donde las reglas cambien y los sueños puedan cobrar vida.
En estos mundos ficticios, encontramos la posibilidad de explorar lo que no podemos en nuestro día a día: dragones, hechicería, criaturas míticas y viajes intergalácticos. Pero en el fondo, lo que buscamos en ellos es mucho más que entretenimiento: es la oportunidad de habitar mundos donde nuestras esperanzas, placeres y miedos se manifiestan en formas imaginarias. Creamos mundos de fantasía para darle forma a nuestros ideales, para construir utopías o escenarios en los que nuestros valores, anhelos y sueños se realizan.
Estos universos de ensueño nos permiten ver, de manera más clara, qué tipo de mundo quisiéramos habitar. Nos invitan a imaginar un lugar donde lo imposible se hace posible, y donde podemos rehacer la realidad bajo nuestras propias reglas. Es por eso que las historias de fantasía tienen una atracción tan potente: en ellas, encontramos una versión más libre y expansiva de la realidad.
Y entonces llegamos a la tercera pregunta, quizás la más intrigante: ¿Por qué necesitamos escuchar y leer historias?
La respuesta está en nuestra esencia como seres humanos. Desde el momento en que nacemos, el relato nos acompaña: las canciones de cuna, los cuentos infantiles, las historias que escuchamos en la escuela, las leyendas que nos narran nuestros abuelos. Crecemos entre historias y es a través de ellas que damos sentido a nuestra realidad.
Escucharlas y leerlas nos conecta con los personajes y protagonistas de las mismas, con sus emociones, con sus vivencias. Nos permite viajar a mundos que no conocemos y vivir experiencias ajenas como si fueran nuestras. Pero más allá de eso, las historias nos ofrecen respuestas. Respuestas a preguntas que a veces no sabemos cómo formular, respuestas a inquietudes que nos acompañan desde los albores de nuestra existencia. En el fondo, necesitamos las historias para sentirnos menos solos en el mundo. A través de ellas, encontramos consuelo, inspiración y, sobre todo, entendimiento.
Queridos lectores, les invito a que continúen explorando este baúl, este espacio donde las historias cobran vida. En cada una de ellas encontrarán una ventana hacia el pasado, una reflexión sobre el presente y quizás, una pista para entender el futuro.
En este blog se irán compartiendo curiosidades de la historia, algunas reales otras imaginadas, pero, sobre todas las cosas, compartiré con ustedes relatos que espero les gusten y disfruten. Porque, en el fondo, eso es lo que queremos con cada historia: disfrutarla, vivirla y, tal vez, aprender algo nuevo de ella.
¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?
¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!
Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0
Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.
Felicitaciones y bienvenida querida compañera escritora.
Para mi es un orgullo, y un placer poder compartir nuestras experiencias literarias a tu lado.
Muchísimas gracias amigo escritor. Me encanta este espacio para poder escribir y también leer los maravillosos artículos que hay. Entre ellos los que escribes tú. Un fuerte abrazo.
Interesantísimo Úrsula, gracias por compartir esta reflexión. Es un gusto seguir disfrutando de tu sabiduría y de tus palabras. Haces una labor valiosisima.
Muchísimas gracias Beli 😊😘😘